La leyenda del Pas de la Mala Dona

Cuenta una de las más conocidas leyendas de Sitges que…

La Masía de Campdàsens pertenecía antiguamente a una familia cuyo hijo mayor, Rafel, perdió la vista a causa de una pelea con unos bandoleros. Sus padres, preocupados por su futuro tras quedarse ciego, decidieron la mitad de la propiedad de la Masía a la mujer que quisiera compartir su vida con él. Así entró en escena Marina, una joven de Jafra que se convirtió en la esposa de Rafel. El paso del tiempo y la muerte de los padres de Rafel, fueron forjando el carácter agrio de ambos. Poco a poco, Marina se convirtió en una mujer desolada y triste.

Un 24 de agosto, día de Sant Bartomeu, patrón de Sitges, la pareja se dirigió al pueblo para asistir a su Fiesta Mayor, por el único camino que había y que serpenteaba toda la costa.

A medio camino, empezó a  llover con fuerza, pero aún así  Rafel decidió que debían continuar y ordenó a Marina que no se detuviera. Él se soltó de su mano orientándose por instinto. Marina lo seguía como podía mientras iban discutiendo. De repente advirtió que Rafel se dirigía peligrosamente hacia el abismo. Un solo gesto, podría continuar con su calvario, o liberarla para siempre. Decidió la segunda opción.

Marina fue juzgada y condenada a morir decapitada. Dice la leyenda que su cuerpo, dentro de un saco lleno de gatos negros, fue lanzado al mismo lugar por donde cayó su marido; y su cabeza, dentro de una jaula, fue clavada en el precipicio donde anidaban los halcones. Muchos años después su calavera todavía podía verse en el mismo sitio. Según la leyenda, esta es la hitoria que le da nombre a este acantilado de Sitges.

Fuente: Llegendes del penedés i les Valls del Garraf. Bienve Moya